
La periodista, escritora y poeta bañezana Marta del Riego Anta ha publicado este jueves su nuevo trabajo "Pájaro del Noroeste", como confiesa en esta entrevista, "esta es mi novela más personal", en la que La Bañeza y su comarca son eje central, tratando temas como la maternidad o la vuelta a sus raíces, donde el mundo vitivinícola de nuestra zona es el contexto perfecto para desarrollar prácticamente toda la trama.
"Un secreto envuelto en el silencio. Una mujer que vuelve al paisaje de sus antepasados para dar sentido a su vida. A cada paso que da se hunde cada vez más en una tierra rojiza y húmeda como sus propias pasiones." Así nos anticipan esta novela desde la editorial AdN (Alianza de Novelas).
En 2010 publicaste tu primera novela Sólo los tontos creen en el amor, y llegamos a 2020 con tu quinto libro ya, haciendo una media de un libro por cada dos años, reconociendo que no solo te dedicas al mundo de la literatura, sino que también eres periodista y que impartes talleres de periodismo, además de tener un niño pequeño, que también requiere su dedicación, la primera pregunta es obligada ¿De dónde sacas el tiempo para ser tan productiva?
-Eso me pregunto yo… Me levanto muy temprano y escribo antes de trabajar. Y escribo cuando Martín duerme la siesta. Y escribo los fines de semana con Martín rondando a mi alrededor. He desarrollado una capacidad de concentración a prueba de niños jugando a las carreras de coches de policía con sirenas aullando. Eso gracias al periodismo: trabajar en una redacción con gente gritando, teléfonos sonando, etc, es un entrenamiento de primera.
En este nuevo trabajo, Pájaro del Noroeste, dejas clara la importancia del mundo rural y de las raíces de las que venimos para poderse encontrar con uno mismo, ¿cómo es de importante para ti esta tu tierra, las tierras bañezanas?
-Esencial. Quiero decir, en todo el sentido del término: es mi esencia vital. Creo que la literatura parte de la infancia, que los escritores siempre nos alimentamos de ella. Eso siempre lo ha dicho Antonio Colinas y no puedo estar más de acuerdo. Me crie aquí, pasé mi infancia y mi adolescencia aquí. Entre las historias bañezanas de mi abuela, que vivía en la plaza de las Siete Viudas y sabía la vida de todo el mundo. Y las de mi padre, que venía del páramo, hijo de labradores y que tuvo una majada de ovejas donde yo pasaba todos los domingos. Mi padre Ángel ha sido fundamental en ese sentirme parte de esta tierra. Porque él me enseñó a amar el campo, los nombres de las plantas, los ritmos de la naturaleza. El libro es un homenaje a él.
Otra de las sensaciones que siempre tenemos los lectores es de que las historias que se plasman en las novelas son en cierta parte vivencias del propio autor, ¿hasta qué punto se puede decir que esta novela tiene esos toques personales?
-Pienso que esta es mi novela más personal, donde hay más de mi experiencia vital. No solo porque está ambientada aquí, si no porque cuenta la historia de una mujer que va a cumplir 40, pierde su trabajo y no logra ser madre. Yo también he sido madre muy tardía. Y también hubo un momento en que me quedé sin trabajo. Y después, curiosamente, he pasado seis meses en La Bañeza, algo que cuando empecé la novela hace cuatro años jamás me hubiera imaginado.
"En la mitad de sus vidas, la protagonista de esta novela y su autora nos dan una lección de valentía y de talento. Una novela de las de verdad" Julio Llamazares
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Entrando a conocer más detalles de ésta, tu nueva novela, ¿Cómo nace la historia y porque ese título?
-La historia nace porque en la novela anterior, la protagonista, que vive en Berlín, decide regresar a España, a su pueblo. Y pensé, por qué no escribir una novela que se centre en eso, en el regreso a las raíces. Que cuente el choque de alguien que ha vivido muchos años en Madrid y regresa al campo. Y no solo eso, si no que pone en marcha una bodega, que se mancha las manos de tierra trabajando una viña. Y el título viene porque me fascinan los pájaros, y en el fondo Icia se siente un poco pájaro nómada, un pájaro que regresa a su Noroeste. Siempre he pensado que Noroeste es un concepto que nos marca en León, una tierra muy diferente. Con otra historia. Con otra geografía, con otro ritmo y otros paisajes muy diferente al de Castilla.
Icia es la protagonista ¿Cómo surge este personaje?
-Icia, diminutivo de Cecilia, es un personaje muy vital, muy a contracorriente. Es independiente, original, se tiñe el pelo de colores, busca algo y se mete de lleno en ello. Es muy auténtica. Muy valiente. Creo que me he enamorado un poco de Icia, es mi protagonista favorita de todas las novelas que he escrito.
Una historia en la que encontramos varias muertes violentas mezcladas con un amor intensamente sexual ¿En qué género podríamos decir que se encuentra la novela?
-Es un cruce de géneros, me gusta saltarme las fronteras entre los géneros. Tiene mucho de novela negra, de una cosa que llaman “country noir”, o negro rural. Y también de novela gótica, con una bisabuelastra que es una especie de bruja y con todas esas supersticiones de nuestra tierra: las culebras que le maman el pecho a las madres, el Renuberu...
Además hay que decir que la trama se desarrolla en un mundo vitivinícola, ¿tiene esto algo que ver con el nombre del pueblo La Salgada? ¿Por qué La Salgada?
-Refleja el mundo del vino de nuestra zona, de la uva prieto picudo. Una zona muy rica en los años 20, cuando se escribió Vendimiario, una de mis inspiraciones. Todas esas viñas que rodeaban La Bañeza y que quedaron abandonadas. Y curiosamente ahora hay varios proyectos muy interesantes que las están rescatando, desde Fuentes del Silencio en Herreros de Jamuz, hasta lo que están haciendo José Gordón en el Capricho o Luismi en La Hacienda. ¡Espero que cunda el ejemplo! Y La Salgada, que es el nombre del circuito de motos, porque sí, porque suene bien, ¿no suena bien? No quería que se llamara La Bañeza porque es demasiado real, me gusta que tenga un nombre que te haga soñar y que me permita inventarme cosas, lugares. Soy más libre cambiándole el nombre a La Bañeza.
En cuanto a los personajes que acompañan a Icia, ¿Cuál es el que más te ha marcado? ¿Por qué?
-La madre es un personaje muy potente y misterioso. Es médico, ginecóloga, y tiene una mente científica, y cuando sus hijos son pequeños, en vez de contarles historias, les enseña a diseccionar animales. Esa madre tan racional se va poco a poco extraviando en un mundo oscuro, obsesionada con los pájaros de sus inmensas pajareras.
Para finalizar, ¿cómo has llevado el tema COVID / confinamiento, en que has dedicado ese tiempo de “parón”? ¿Has podido concluir o desarrollar nuevos proyectos?
-En cuanto se interrumpieron las clases en Madrid cogí a Martín y vine para La Bañeza. Tenía claro que aquí iba a estar mucho mejor, una casa más grande, con patio, el campo al lado. El confinamiento para mí fue durísimo, como para todos. Pero es cierto que además de teletrabajar, me dediqué a finalizar mi novela y eso me ayudó muchísimo. Quiero decir, cuando desconectaba del trabajo, yo podía entrar en una realidad paralela de vinos, amores frustrados, sangre. Después, cuando nos permitieron salir, fue una maravilla porque La Bañeza está rodeada de paisajes increíbles y en un momento estás en La Cabrera, o sigues el Órbigo río arriba hasta el Luna o te pierdes en La Maragatería. Y no te encuentras con nadie. Esa libertad no la tienes en Madrid, por supuesto. Que salgas adonde salgas, a la sierra, a los pantanos, siempre te cruzas con gente. No somos conscientes del tesoro que tenemos. Incluso, coger la bici y plantarte en sitios preciosos en la soledad más absoluta. Habría que reivindicar La Bañeza como centro de turismo de naturaleza, organizar rutas. Que haya un par de hotelitos y de restaurantes rústicos con comida auténtica de la zona: ancas de rana, sopas de ajo, alubias, buen pan de hogaza. Yo le veo mucho potencial.
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