Hoy La Bañeza viviría una de sus tradiciones más emblemáticas la cual se tiene constancia que se viene realizando desde 1615 por la Cofradía de Ntrª. Srª. de las Angustias y Soledad y hoy en día está declarado de Interés Turístico Provincial, se celebraría hoy Miércoles Santo por la mañana y consiste en la preparación y reparto gratuito del tradicional potaje (garbanzos y arroz) acompañados de una tajada de bacalao, pan, una pasta y una naranja a todo aquel que se acerque hasta la capilla con una cazuela, un menú que se elaboraba en sus inicios para ser repartido entre los pobres.
El Potaje repartido a los pobres de la localidad el Miércoles Santo por la Cofradía de las Angustias y Soledad, es una costumbre cuyo origen se pierde en el tiempo. Siempre se ha conocido en la Ciudad esta tradición y seguramente se remonte a los orígenes de la Cofradía en el siglo XVI. La antigüedad de la Cofradía está documentada según el ejemplar más antiguo que se conoce de su regla que está fechado en 1.615 y suscrita su aprobación por el Obispo de la Diócesis Don. Antonio de Cáceres, con fecha 23 de marzo, pero la Cofradía es más antigua, según protocolos en el Archivo Provincial de León y por referencia de otras Cofradías Bañezanas y la historia del Convento del Carmen, la mencionan por los años 1.550-1.570.
Desde que se tiene constancia, la fiesta del Santo Potajero va aparejada a la existencia de la Cofradía, en los primeros tiempos pudo haber sido el Jueves Santo, con una simbología clara de la Última Cena, pero seguramente, por los oficios litúrgicos y las procesiones, lo encajaron en el Miércoles Santo. Al principio se celebraban en las estancias anejas a la Capilla que debieron existir, así hasta implantarse la costumbre de comerlo en la calle.
Según los Estatutos de la Cofradía, ésta tenía que dar a los pobres tres comidas a lo largo del año, en las tres Pascuas: Pascua de Navidad, Resurrección y Pentecostés. Entre estos pobres eran participes los presos “para cuyo buen orden y razón el Abad vaya la víspera de cada Pascua y sepan cuántos pobres hay en la cárcel y conforme hubiere les dé una olla de vaca y carnero y algún principio, conforme al tiempo”.
El los primeros tiempos, los pobres de solemnidad acudían a la iglesia, se les aseaba y se les daba la comida. Los más viejos del lugar, algunos con más de cien años, ya recuerdan el Potaje, de forma muy parecida a como se celebra ahora, lógicamente con menos participación de público, al ser un acto de caridad pero, poco a poco, esta comida tradicional se ha hecho tan popular que acuden todas las clases sociales de la Ciudad con su cazuela a comer los garbanzos con arroz y bacalao.
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