A pesar de los tiempos que vivimos, siendo uno de los deportes que se pueden seguir practicando, los senderistas bañezanos llegaron a realizar su ruta número 50, siendo una ruta fácil, sencilla, sin ninguna dificultad y con un tiempo muy bueno que hizo que nuestros veinte senderistas arrancando puntualmente a las 9 de la mañana camino de Santa Elena de Jamúz para en apenas una hora y 20 minutos hacer la primera parte del recorrido.
Entre viñas, maíces, secarrales, placas solares, etc, y a un paso que hacía ver las ganas de andar y de disfrutar de nuestros parajes y de nuestra comarca, manteniendo la distancia de seguridad y por supuesto con las correspondientes mascarillas, se llegaba a nuestro cercano Santa Elena y se disfrutaba del pequeño museo del agua que en el se encuentra.
La noria, la bomba, las placas solares, el Piva, etc, la historia de como se ha ido mejorando en la forma de sacar el agua de los pozos fue disfrutada entre fotos y con un pequeño descanso por la veintena de caminantes.
Poco después, arrancamos para la segunda etapa, el pantano de Jimenez, con su pequeña “doñana”, con patos, garzas y otras aves y donde de nuevo tuvimos otra sesión de fotos y otro pequeño descanso, descanso que algunos aprovecharon para tomar un pequeño almuerzo o alguna barrita energética, no por cansancio sino más bien por aligerar peso de las mochilas y al mismo tiempo engañar un poco al estómago, eran las 11:30 y algunos ya echaban de menos el café.
Eso se soluciono en breve. Una vez arrancada la comitiva hacia Jiménez de Jamuz en apenas 20 minutos ya estábamos sentados en un bar del pueblo donde amablemente la dueña nos iba sirviendo lo pedido en una “maravillosa terraza” a la sombra y donde a mas de uno si le dejan se queda allí a intentar una siesta mañanera.
Pero quedaba otra parte del camino y en breve se inicia el camino, a visitar la finca de bueyes de la Bodega el Capricho, donde quien mas quien menos se llevo una gran sorpresa al ver el gran número de animales allí existentes y sobre todo el tamaño de sus “espectaculares cornamentas”, algunas impresionantemente grandes.
Como no, mas fotos, muchas mas fotos con los referidos animales hicieron que la marcha se retrasara un poco, pero quien iba a dejar de “retratarse” con semejantes ejemplares.
Poco a poco se reanuda la marcha para a las 14:00 horas llegar al lugar de partida, y saborear un pequeño y bien merecido refrigerio y contar algunas de las curiosidades y vivencias disfrutadas en esta ruta que, a pesar de lo sencilla, fue del agrado de todos los caminantes, lo cual es de agradecer.
50 rutas, como decíamos al principio, 50 rutas a cada cual más curiosa y anecdótica y que cada uno cuenta en su persona como la ha vivido, lo que deja un sabor de boca muy bueno y que hace tener que esforzarse aún más, para que pronto lleguemos a la centena, celebrándolo de forma especial. Ya queda menos.















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