En la tarde noche de ayer, 11 de Junio, en respuesta a la llamada urgente del movimiento feminista de toda España, varias decenas de personas se concentraron en la Plaza Mayor de La Bañeza, como sucedió en cientos de ciudades y pueblos de España.
En la concentración se dio lectura a un manifiesto en repulsa a la oleada de asesinatos machistas ocurridos en nuestro país y en apoyo a todas las víctimas de esta lacra, cuya última manifestación ha sido el asesinato cruel de Anna y Olivia por parte de su padre, con el único objetivo de someter al dolor de por vida a la madre.
Manifiesto
Hoy estamos aquí para mostrar nuestro apoyo a las familias de Kathia, María Teresa, Betty, Rocío, Elena, Warda y su niño, Beatriz y toda la familia de Anna y Olivia y demás víctimas de una terrible racha de crímenes y violencias machistas. En lo que va de año han sido asesinadas 19 mujeres y 3 menores.
Es importante saber que no hay un perfil específico de agresor. Son actos que puede llevar a cabo el hombre con el que coincides en la panadería, tu antiguo compañero del instituto o el chaval que ves tomándose unas cañas tranquilamente en una terraza. La violencia machista es un fenómeno social alimentado y perpetuado durante siglos. Por eso cualquiera puede ejercerla.
No son bestias, ni monstruos, ni enfermos mentales. No hay genes ni neurotransmisores que predispongan al maltrato, a la violencia y al asesinato. Son hombres machistas sanos, cabales y conscientes de lo que hacen y de por qué lo hacen. Son hijos sanos del patriarcado.
La violencia contra las infancias, también es violencia contra las mujeres. La mayor parte de personas son capaces de condenar la violencia específica contra las mujeres y las infancias sin ningún problema, pero cuando se les dice que esa violencia responde a un sistema estructural llamado patriarcado, son incapaces de aceptar y reconocer su existencia y, por tanto, de comprometerse personal y políticamente para erradicarla.
La violencia de contra las mujeres por el hecho de ser mujeres existe porque es beneficiaria para el sistema patriarcal y machista. Negarla es colaborar con ese sistema, con su existencia y con los que la ejercen.
Los crímenes de los que estamos siendo testigos esta semana son la consecuencia inmediata de un posicionamiento insuficiente e ineficiente en políticas de género, sumado a una falta de compromiso educativo para las generaciones jóvenes en igualdad y respeto.
El feminismo no debería ser una opción partidista, sino una obligación estatal e institucional que tuviese como fin asegurar la seguridad de las mujeres y por tanto el bienestar de la sociedad al completo.
De nada sirve nuestra movilización sin su concienciación. La violencia machista destruye hogares y familias: es algo que incumbe a toda la sociedad. No únicamente a nosotras.
El feminismo no es una opción, es un método de supervivencia y cualquier persona que se sitúa en su contra, se sitúa a favor de la violencia.
¡NI UNA MÁS!
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