
La Bañeza lloró de nuevo a Doña Sardina en un acto que volvía al Miércoles de Ceniza después de un año de parón obligatorio por la pandemia, volvieron a recitarse las coplas de rigor en una décima edición que fallaba al ganador de la mejor copla carnavalera del autor Vicente Bolaños, natural de Jiménez de Jamuz.
No faltó tampoco la procesión con sus plañideras, previo al recital, desde el bar El Industrial hasta la Plaza Mayor, donde la sardina volvía a arder mientras los asistentes degustaban el escabeche y un vaso de vino para recibir la cuaresma, siendo este el punto y aparte del carnaval bañezano, el cual dará su último coletazo el Sábado de Piraña en el barrio mojado.
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