
Ayer domingo, tras la salida de su santuario desde Castrotierra hasta Astorga el pasado sábado 7 de mayo y concluida la novena y rogativa a la Virgen del Castro en la Catedral de Astorga, volvía al templo de la Valduerna, con retraso por la lluvia que se precipitaba y que parecía haber cumplido con sus devotos.
En su viaje de regreso de casi ocho horas, marcado por la inestabilidad meteorológica, en el que volvía a estar arropada por pendones y fieles de diferentes parroquias de la contorna diocesana, quienes recurrían a la Virgen del Castro de esta manera para pedir lluvia y que no faltase el riego para sus campos, y así poder finalizar una de las peores sequías que se recuerdan en la última década, algo que parece haber surtido efecto.
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