
Siendo uno de los eventos tradicionales de las festividades locales, el Concierto de la Coral del Milenario de San Salvador, tuvo lugar como un escenario en La Harinera. Aunque este lugar había sido motivo de preocupación debido a los ruidos circundantes de niños, coches y transeúntes, la magia de la música logró eclipsar cualquier distracción.
El director de la Coral, Jairo, no dejó pasar la oportunidad de recordar de manera sutil pero enfática a lo largo del evento: "¿ABUELA, se oye?". La intención era clara: invitar al público a sumergirse completamente en las melodías y las voces que llenaban el espacio, superando cualquier ruido exterior.
El repertorio ofrecido fue amplio y variado, aunque esta vez presentó menos estrenos que en ediciones anteriores. Entre las interpretaciones se destacaron las canciones locales que resonaron con el corazón de los asistentes, como "Que no la llames que no viene" y "Mi tierra". Los clásicos también tuvieron su espacio, con temas como "Solamente una vez amé la vida" y el emotivo bolero "Dulce beso".
La selección de canciones imprescindibles, como "Te quiero" y "Agüita del río", así como los tangos inolvidables como "Caminito que el tiempo ha borrado" y "El último café", y la emotiva Habanera "En el fondo del mar", mantuvieron al público cautivado en un viaje musical único. Uno de los momentos culminantes fue el "estreno mundial" de "Contigo en la distancia", que añadió un toque de frescura al programa.
Jairo, el director de la Coral, demostró su habilidad para mover al público a través de una interpretación animada, seguida de momentos de profunda emoción, como la interpretación de "Viva la montaña". La actuación final estuvo marcada por el esperado estreno de "Fiesta", una canción que muchos habían escuchado en la voz de Serrat. Los aplausos continuos y efusivos del público generaron dos bises, evidencia del deleite que experimentaron los asistentes.
El concierto también contó con la presencia de uno de los fundadores de la Coral, Arturo Cabo, quien se unió a los actuales miembros en una interpretación llena de la inconfundible socarronería bañezana con "Quién pagó la plaza". Para cerrar con broche de oro, el himno de La Bañeza resonó en el aire, uniendo a todos los presentes en un momento de profundo orgullo y gratitud.
Este Concierto de la Coral del Milenario de San Salvador en La Bañeza demostró, una vez más, el poder de la música para trascender barreras y unir a la gente en un encuentro lleno de emociones y significado.














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