Una Semana Santa que miró al cielo, con cuatro procesiones canceladas por la meteorología

La Semana Santa en La Bañeza ha sido una experiencia de fe, devoción y superación, pero también de adaptación a las inclemencias meteorológicas que, en varias ocasiones, impidieron la celebración de importantes procesiones, siendo una de las semanas santas más lluviosas de la década.

Desde el Miércoles Santo, las adversas condiciones climáticas obligaron a la cancelación de varias procesiones emblemáticas. La procesión del Silencio, con Nuestra Señora de la Amargura, y la procesión del Miserere, ambas tuvieron que suspenderse debido a la lluvia, privando a los fieles de la oportunidad de participar en estos actos de recogimiento y devoción.

Uno de los momentos más esperados, el encuentro entre Jesús Nazareno y la Soledad el Jueves Santo, también se vio afectado por las inclemencias del tiempo. La lluvia impidió que esta conmovedora escena se llevara a cabo, dejando un vacío en el corazón de los creyentes que ansiaban presenciar este momento de encuentro y reflexión.

A pesar de los contratiempos, hubo momentos de esperanza y resiliencia. El desenclavo, un rito simbólico de gran importancia en la tradición de la Semana Santa, pudo llevarse a cabo gracias a una pausa en las precipitaciones. Sin embargo, el Santo Entierro se vio afectado por el tiempo, y la procesión tuvo que acortarse para garantizar la seguridad de los participantes y las imágenes sagradas.

Además, la lluvia también afectó a la visita de la Virgen de la Soledad a las residencias, el Sábado Santo, un gesto de solidaridad y compasión con los enfermos y ancianos de la comunidad que tuvo que ser cancelado debido a las condiciones climáticas adversas.

A pesar de los contratiempos y cancelaciones en algunos actos, la comunidad de La Bañeza demostró su resiliencia y compromiso con sus tradiciones religiosas, adaptándose a las circunstancias y encontrando formas alternativas de expresar su fe y devoción.