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Jairo: el farmacéutico que desafía la despoblación en Santa María y Santibáñez de la Isla

S. Viernes, 15 de Noviembre de 2024 Tiempo de lectura:

Si le hubieran preguntado hace unos años, Jairo nunca se habría imaginado su vida actual. Durante algún tiempo fue una «ardilla de ciudad», cautiva en una de esas jaulas que hacen de la adaptación una hazaña imposible para alguien como él. Enemigo de las apariencias, nunca sacrificaría una opinión ni representaría un papel que no le corresponde para quedar bien. Lo sé porque no se anda con rodeos para decirme, nada más conocerme, que no saludé al entrar en su farmacia, incluso teniendo justificación porque no quise interrumpir su conversación con otra persona.

 

Jairo trabajó como empleado en varias farmacias de grandes ciudades. Esa rutina le hacía feliz, «pero hay que ir a más»: él quería ser propietario. No faltaron la inquietud y la confusión en algunos de los que le rodeaban cuando tomó la decisión de sustituir la comodidad de un sueldo estable por el riesgo de adquirir una farmacia en un ayuntamiento de poco más de 400 habitantes. Sin embargo, y a juzgar por el cartel que descubro en su despacho mientras él atiende a un cliente, Jairo no es de los que aceptan la vida con resignación: «Todo se puede alcanzar. Todo se puede lograr. Nada es imposible cuando se quiere luchar» —preocupado por si le atribuyo la frase como propia, me señala que no son sus palabras, sino las de la «amatxi»—. La valentía para hacer un viraje que cambia nuestra historia surge cuando las razones son más poderosas que los miedos. Y así, con un montón de argumentos a favor y sin ninguna certeza, en una tarde del verano de 2023, dejó atrás un trabajo en una ciudad donde ya había construido su propio hogar para sumergirse en este nuevo proyecto.

 

Aparte de este negocio, en el municipio ya no quedan muchos más. Aunque ha sido una retirada lenta, el éxodo a las grandes ciudades es innegable. No obstante, Jairo ha optado por la única vía de salvación que existe frente a la despoblación: la presencia. No solo se trata de una farmacia: él acompaña, apoya y escucha las preocupaciones de los que acuden allí. Me enseña algunos de los detalles que los clientes han tenido con él, y me habla de otros muchos, comentando que en los pueblos todo se ordena de una manera distinta a la de la ciudad y que la gente es mucho más agradecida. El recorrido por un lugar en el que se cierran más puertas de las que se abren ha resultado complicado para Jairo, y sin duda el esfuerzo ha sido extenuante, pero el regusto que deja la satisfacción por marcar la diferencia en el día a día de los demás es el mejor remedio.

 

Pasando un poco de tiempo en la farmacia uno puede ser consciente de que la atención de los que entran solo tiene una dirección: los ojos de Jairo. Puede que el destino de Santa María y de Santibáñez de la Isla fuera, como el de otros muchos, el de ser pueblos de miradas que se apagan hasta quedarse dormidos, pero el brillo en los ojos de este farmacéutico los sigue haciendo despertar. Hoy, Jairo empezó su entrevista con la primera frase de una canción de Quique González que me acompaña mientras escribo este artículo: «la vida te lleva por caminos raros»…me resulta imposible soltar la pluma sin decir que quienes tengan la suerte de encontrarse con él por uno de esos caminos le harán, con certeza, merecedor de la última:

«y es mucho mejor mi vida

si tú estás dentro».

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