Las primeras lluvias arrastran las cenizas a los ríos de la comarca

Tal como habían advertido ecologistas y agentes medioambientales, las primeras lluvias caídas sobre los terrenos calcinados por los incendios forestales de agosto están provocando una grave consecuencia ambiental: el arrastre masivo de cenizas y sedimentos a los cauces fluviales.

Desde la plataforma Cabrera Despierta se ha publicado en redes sociales el estado del río Cabrera, que baja teñido de un color oscuro debido a la alta concentración de ceniza arrastrada desde las laderas desprotegidas.

Esta situación, calificada como una "segunda catástrofe" por algunos expertos, afectará posiblemente a una gran parte de la cuenca, especialmente a los ríos que nacen o atraviesan las más de 30.000 hectáreas calcinadas en la provincia de León.

El arrastre de material quemado supone un grave riesgo de contaminación:

• Riesgo Sanitario: La filtración de cenizas y residuos puede contaminar los acuíferos y las traídas de agua, obligando a prohibir el consumo de agua corriente en municipios como sucedió anteriormente en la zona.

• Daño Químico: La ceniza eleva el pH del agua y arrastra metales pesados (como arsénico, plomo y cromo), así como nitratos e hidrocarburos aromáticos policíclicos (como el cancerígeno benzopireno), alterando gravemente el equilibrio químico de los ecosistemas fluviales.

Esta problemática subraya la urgencia de las actuaciones hidrológico-forestales recientemente autorizadas por la Junta de Castilla y León y las jornadas de voluntariado de las asociaciones locales, como las organizadas por Tierras Quemadas, que ha realizado medidas de protección y acolchado con paja para mitigar lo posible el arrastre de cenizas al río Eria en algunos puntos, como se hacía este fin de semana pasado en la localidad de Pinilla de la Valdería.